jueves, 13 de enero de 2011

¡Volvio!

"Sí, pero mi ídolo es...". Que difícil es definir a un ídolo. En el fútbol. En la vida. Se elige por afinidades, por recuerdos gratos, por impactos inolvidables, hasta porque sí. Las razones por las que se elige un ídolo son subjetivas. Es difícil definirlo, es complicado explicar su elección, es casi imposible serlo. Por eso el inolvidable Roberto Fontanarrosa le hace decir a un personaje del cuento "Lo que se dice un ídolo" que "no podés ser ídolo si sos demasiado perfecto, viejo. Si no tenés ninguna fulería, si no te han cazado en ningún renuncio... ¿Cómo mierda la gente se va a sentir identificada con vos? ¿Qué tenés en común con los monos de la tribuna?"
Quien más, quien menos, casi todos los triperos se han enojado con Guillermo. Así, a secas, porque en Gimnasia Guillermo hay uno solo y agregar Barros Schelotto está de más. No haber venido antes es el principal reclamo. Tuvo sus razones. Entendibles o no. Cayeron las hojas de los almanaques: 2008, 2009, 2010. Nada... Alguna vez escribió Borocotó sobre los cuestionamientos de la hinchada de River al gran José Manuel Moreno: "Cuando el carrero se queda en el barro, castiga al animal más noble que tiene porque es el que lo va a sacar del pantano". Es así, Melli. Tenés que entender. Gimnasia te necesitaba, por eso los enojos. Los mismos que alguna vez se calentaron, se mordieron los labios para no insultarte, hoy están entre lágrimas porque vuelve el mejor de todos. Para la mayoría, un indiscutido. Para algunos, no serás ídolo. Pero sin margen para posturas contrastantes, EL MEJOR CON LA CAMISETA AZUL Y BLANCA.
¿Quieren recordar quien vuelve? El de los 45 goles en 182 partidos. Imágenes retro. El pibe que debutó el 6 de octubre del '91 en un 3 a 2 a Independiente en Avellaneda. Nadie podía saber cuanto significaba ese cambio por el Moncho Fernández a los 20' del segundo tiempo. Su primer gol, a River de cabeza en el Bosque, en el '92. Pared y golazo en el arco de 55. Gol y Torneo Centenario en el Bosque. La consagratoria tarde del 6 a 0 en la Bombonera, cuando conmovió al fútbol argentino e hizo delirar como nunca al triperío. Cuatro en una tarde a Huracán (Corrientes), con uno de taco. Los duelos con Chilavert. El tiro libre en el Monumental, pura picardía. Caño, apilada y golazo por arriba del arquero de Banfield, joyita de youtube. Su último gol, a San Lorenzo en La Plata. Los recuerdos sobran, cada paso que dio el mellizo con la camiseta de Gimnasia es inolvidable.
Ahora, el presente. Sin fotos sepia, el color de hoy. Guillermo, sin ganar partidos él solo, es vital. Porque puede ser en el 2011 lo que Márcico fue para el equipo del '96. Porque va a generar una explosión en el Lobo. Porque su presencia pesa ante los rivales y el árbitro. Porque Gimnasia necesita un referente en la cancha y en el vestuario. Porque será un espejo para los pibes. Porque muchos entenderán donde están jugando. Porque es el último gran símbolo de Gimnasia. Y los símbolos unen.
Bienvenido a casa, Guillermo. La camiseta número 7 espera ansiosa a su verdadero y único dueño.


FACUNDO ACHE

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